La edición de 2025 de Salón ACME, que tuvo lugar del 6 al 9 de febrero en Proyectos Públicos, Ciudad de México, se ha consolidado una vez más como una de las plataformas más vibrantes para el arte contemporáneo emergente en Latinoamérica. Como parte fundamental de la Semana del Arte en la Ciudad de México, Salón ACME ofrece a los asistentes una oportunidad única para explorar las voces más frescas y audaces de la escena artística nacional e internacional. Este año, la feria reunió a 80 artistas seleccionados, entre más de 1,600 postulantes provenientes de 15 países, incluidos Argentina, Colombia, Brasil, Chile, Estados Unidos, España, y Japón, lo que la convierte en un punto clave para aquellos interesados en el arte en su forma más innovadora y experimental.
Una Experiencia Artística Multidisciplinaria
Una de las características que definen a Salón ACME es su enfoque inclusivo y multidisciplinario. Este año, el evento ofreció una muestra impresionante de diversas disciplinas artísticas que abarcaron pintura, escultura, arte digital, instalaciones interactivas y videoarte, dando cuenta de las múltiples formas en que los artistas contemporáneos están cuestionando la realidad y los discursos dominantes.
Desde el primer día, los visitantes se sumergieron en una explosión de creatividad que retaba los límites convencionales de las categorías artísticas. Salón ACME, a diferencia de otras ferias comerciales más establecidas, tiene un carácter experimental que no solo privilegia la estética, sino también el pensamiento crítico y la interacción entre las obras y el público. Este enfoque fomenta un ambiente donde se promueve el diálogo abierto y la reflexión, en lugar
Reflexiones de la Contemporaneidad
Entre los artistas que dejaron una huella significativa este año se encuentran figuras consagradas y emergentes cuyas obras se centran en temas como la memoria, la identidad, la ecología y la tecnología.
Julieta Gil, una de las artistas más destacadas de la edición 2025, presentó una instalación inmersiva que hizo uso de mapeo digital para reflejar la interacción entre la naturaleza urbana y la vegetación. Su trabajo desafía nuestra concepción del espacio público y privado, invitando a los espectadores a reconsiderar su relación con el entorno que habitan. La instalación no solo fue visualmente impactante, sino que también abrió un espacio para la reflexión sobre la sostenibilidad y la ecología urbana, dos temas cruciales en la actualidad.
Por su parte, Brenda Castillo presentó «Magnolia», una obra profundamente simbólica que exploró la resistencia a través de la vegetación y la naturaleza. A través de placas plegables grabadas con técnicas tradicionales, Castillo ofreció una interpretación de la regeneración, mostrando cómo la naturaleza, lejos de ser un elemento pasivo, es una fuerza activa en la construcción de la memoria histórica y cultural.
Katherine Fiedler, por otro lado, fusionó elementos de la cultura pop y el arte clásico en su serie de pinturas, estableciendo un puente entre dos mundos aparentemente dispares. Al mezclar referencias a la pintura renacentista con iconografía de la cultura de masas, Fiedler invitó a los espectadores a cuestionar las estructuras de poder subyacentes que configuran nuestra percepción del arte y la cultura.
Además de su calidad artística, la curaduría enfatizó el deseo de crear un espacio inclusivo y accesible para artistas con diversas trayectorias. Esta edición se destacó por su enfoque en los discursos marginales, en los que el arte se convierte en una herramienta para la visibilidad de minorías y grupos que históricamente han sido ignorados o subrepresentados en los grandes circuitos del arte contemporáneo.



El Futuro de Salón ACME
La edición 2025 de Salón ACME no solo consolidó su reputación como un espacio dedicado a la creatividad emergente, sino que también reafirmó su compromiso con la diversidad, la inclusión y el pensamiento crítico. La feria es un ejemplo claro de cómo los eventos de arte contemporáneo pueden servir como plataformas para la experimentación, la reflexión social y el compromiso con el presente.
El apoyo a los artistas emergentes sigue siendo el núcleo de Salón ACME, pero la feria también ha logrado posicionarse como un evento clave en la Semana del Arte en Ciudad de México, generando un impacto más allá de la esfera artística y cultural. Su capacidad para reunir voces de distintas partes del mundo y crear un espacio donde los discursos artísticos de vanguardia puedan ser escuchados y discutidos es una de las razones por las cuales este evento se sigue consolidando como uno de los más importantes en el circuito del arte contemporáneo.