¿Sabías que el Puente de Dios existe? En el estado de Jalisco, específicamente en el municipio de Tecalitlán se encuentra una espectacular gruta que impone por su belleza. Aunque su nombre puede indicar una cosa, la verdad es que este lugar no es un puente sobre un río, sino una caverna de doble entrada con formaciones rocosas magníficas, creadas a través de varios siglos gracias a la acción del agua y los minerales.
También conocido como la “Catedral de la Naturaleza”, el Puente de Dios está ubicado a 120 kilómetros del centro de Tecalitlán, pasando la comunidad del Ahuijullo. La entrada a este paraje natural destaca por un amplio arco orientado hacia el norte, de unos 40 metros de base y 50 metros de altura. Una maravilla de roca sólida que invita a la exploración y la aventura.
Al interior, existen varios pasadizos que comunican los “tapancos” (superficies elevadas) en desniveles a los extremos separados por formaciones de roca natural comunicados entre sí.
De acuerdo con algunos pobladores y visitantes, se cree que en una de sus cuevas se formó una imagen que asemeja una representación de la última cena, en la que Jesús está al centro levantando un cáliz y rodeado por sus 12 apóstoles.
Las historias señalan que esta obra de carácter divino se borró por culpa de la filtración y el goteo típicos de estas formaciones, combinado con el lento pero implacable paso del tiempo. Así que a pesar de que han pasado más de 60 años, el origen de su nombre sigue intacto.
Pero más allá de los mitos y leyendas que rodean a este atractivo turístico, se sabe que el Puente de Dios fue un centro ceremonial indígena. En el centro del lugar, se encuentra un gran domo natural de 20 metros de alto por 5 metros de ancho, que permite el paso de la luz del Sol. Lo más llamativo es la majestuosa vista panorámica que se puede disfrutar desde arriba del puente, en sus más de 250 metros de longitud.
La gente de Tecalitlán y los alrededores siente un cariño profundo por este templo natural, que cada día primero de mayo organizan una gran peregrinación con misa, acompañada de parafernalia pagano-cristiana que convierten a este ritual en toda una celebración.
Si bien es cierto que llegar a este lugar no es tarea fácil, lo cierto es que recorrerlo valdrá la pena. El tour empieza en el centro de Tecalitlán y sigue por las diversas comunidades llenas de caminos pintorescos entre los que destacan San Isidro, Alotitlán, Canutillo, Puerto del Aire y Palma de Macías.
Al llegar a la comunidad de Ahuijullo, hay que caminar más, lo cual es un placer pues se hace rodeado de paisajes con abundante vegetación y árboles como huizaches pitayos, donde diversas aves diversas tienen su hogar.
Por todo esto, Puente de Dios es un tesoro escondido del que muy pocos han disfrutado, pero que todos deben conocer. Una maravilla natural en el siempre bello estado de Jalisco.