María José Magán no sólo ha conquistado la pantalla con su enorme talento y belleza, sino que se ha convertido en una “mamá gallina” que ha dado la vida porque Axel, su hijo, se convierta en un buen ser humano que esté rodeado siempre de amor
Humberto Vázquez Galindo
A María José Magán no sólo se le dibuja una enorme sonrisa, sino también le brillan los ojos cuando habla de Axel, su hijo adolescente que ya tiene 13 años y quien, de la mano de su madre, ha creado una personalidad y un auténtico mundo interno con el que ha conquistado a propios y extraños.
No es para menos, su progenitora no solo es una de las actrices protagonistas más cotizadas de la Televisión y las Series en México, sino un ser humano increíble y una mujer que apuesta por la sororidad y el trabajo en equipo a donde quiera que vaya. La pasión, la disciplina y la empatía, son ingredientes que han estado siempre presentes en el hogar que habita con Axel y lo que se hereda no se hurta.
Cuando La Magán, como muchos la conocen, llegó a este país a los 21 años, ella sólo venía a modelar por tres meses, su idea era juntar algo de dinero para comprar un coche y regresar a su natal Caracas, Venezuela a cursar su último semestre de administración. Lo que no sabía era que acá la esperaban las cámaras de televisión, los guiones, los personajes, las historias y también el amor.
En México todo le llegó de golpe: Oportunidades en el mundo de la actuación, un grupo de amigos que nunca le ha soltado la mano, una relación amorosa y de pronto la noticia de que se iba a convertir en mamá. María José estaba esperando a su retoño y jamás cruzó por su cabeza dejar esta tierra donde llegó a picar piedra, donde se había empezado a forjar un nombre y el lugar donde nacería el pequeño Axel aunque la relación de su madre con su padre no llegara a buen puerto.
Sin embargo, la complicidad con ese ser que crecía en su interior, el apoyo de la familia y las ofertas que pedían tener ese entrañable rostro a cuadro, la hicieron quedarse en este país y emprender esta aventura sola, bueno, de la mano de ese pequeño ser que vio la luz hace 13 años y que le cambiaría la vida para siempre.
Y es que sin saberlo, ella siempre se estuvo preparando para ser mamá. En Caracas, María José Magán jugaba con sus “nenucos”, estas muñecas que piden comida, que van al baño y solicitan amor y cuidados. Jugar a la mamá en Latinoamérica es y ha sido una constante y nuestra entrevistada no fue la excepción: “Yo desde chiquita jugaba a ser mamá. Tenía un montón de muñecos y los cuidaba como hijos. Además, los Nenucos lloraban y hacían pipí y tú te la creías. Ahí andaba yo con mi pequeña carriola y es curioso, porque ser mamá no es el mundo soñado y romantizado de nuestra infancia y aunque para nada fue como me lo imaginaba, hoy puedo decir que ha sido mucho mejor. Y es que siempre quise vivir esta linda experiencia de educar a un ser humano, de verlo crecer y convertirlo en una buena persona. En ese sentido yo estoy super contenta y orgullosa del hijo que me tocó. Y hablando de no romantizar el embarazo, te cuento que los primeros tres meses vomité como el exorcista, pero luego fue maravilloso y desde el vientre me tocó un muy buen niño, era muy considerado, no me daba problemas para nada. Cuando nació, fuera del reflujo o de la faringitis por los cambios de tiempo, si lloraba era solo por hambre”.
Y aunque las mujeres llevan sobre la espalda el ser la piedra angular a la hora de formar una familia tradicional, María José nos cuenta que hasta en los juegos de niñas lo que prevalece es la idea de la familia con esposo, perrito, dos hijos y una casa soñada. Sin embargo, ella cree que esa idea es algo que se aleja de la realidad: “Yo creo que la familia la haces tú con lo que tienes a la mano. Hay muchas posibilidades y muchos tipos de familia y todas tienen su valía. Yo creo que lo más importante es darles a tus hijos los códigos adecuados para que sean personas grandiosas. Yo estoy más preocupada porque mi hijo sea caballeroso, que respete a los demás, que sea atento con las mujeres, que sepa escucharlas, inculcarle la fidelidad y un montón de valores que una como mujer y la sociedad en general agradecería que no se pierdan”.
Y es que La Magán viene de una familia trabajadora y unida compuesta por sus papás y un hermano menor y donde los abuelos salieron al quite cuando a su mamá, quien es médico, se le complicaban sus tareas, pues además tenía tres trabajos y estudiaba un posgrado: “Tuve una crianza muy buena por parte de mis abuelos, ellos nos enseñaron con el ejemplo, imagínate, duraron casados 63 años hasta que falleció mi abuelo. Tengo un hermano cuatro años menor y nuestros papás fueron maravillosos con ambos. Ellos nos inculcaron cosas lindas y puedo decir que tuve una super mamá, ella siempre ha sido mi heroína. Tuvimos la mejor enseñanza, los mejores patrones a seguir y sobre todo una guía. Mi mamá no paraba de trabajar y, aun así, siempre tenía tiempo para estar con nosotros. Siempre ha sido una hormiguita, por eso ahora digo: ‘No hay otra manera de que yo fuera de otra manera’”.
Y aunque Magán está consciente de que no hay familias perfectas, ella jamás presenció gritos, ni pleitos de parte de sus padres: “Nunca vi las peleas por parte de mis papás, seguro tenían sus malentendidos, pero los arreglaban en privado. Yo nunca vi golpes, ni cuernos. Mi entorno de infancia fue muy bonito. Mis papás me enseñaron a salir adelante a pesar de las dificultades, para ellos la sangre era primero, la familia era lo más importante y el que estuviéramos siempre unidos”.
Seguro sus papás y abuelos están orgullosos de la mujer en que se convirtió María José, pues además de convertirse en madre soltera, jamás claudicó en su sueño de convertirse en una actriz de renombre y a la vez estar presente y poner disciplina, estructura y sobre todo mucho amor en la vida de ese niño del que no se ha separado nunca. No es una casualidad que cuando le marcamos para contactar esta entrevista, del otro lado de su bocina se escuchaban los gritos y las porras del partido de fútbol de Axel y luego él se fuera a meter a su recámara para ver televisión juntos, hasta que ella le explica que está en una entrevista y no puede haber ruido.
Pero cuando se lo pide, lo hace con tanta paciencia, que rápido aclara: “Jamás le he gritado, con Axel todo es conversación, él jamás ha requerido de mano dura, todo lo entiende perfecto, hablamos mucho y claro, es difícil hacer el papel de mamá que pone límites y reglas, porque quienes no viven con él, como los abuelos o los tíos la tiene muy fácil, sólo hay que consentirlo y listo, a mí me toca poner orden, pero además llenarlo de amor y confianza”.
Cuando le pido que regresemos al momento en que dio a luz, María José mira al vacío y suspira antes de aclarar que quería que su hijo naciera en agua y se convirtiera en un momento mágico, pero su cordón umbilical venía enredado y le tuvieron que practicar una cesárea. Fue tan doloroso su parto que recuerda que por momentos perdió el sentido de la vista. Sin embargo, ella no cambiaría nada: “Cuando escuché su primer llanto fue el mejor día de mi vida, fue conmovedor y emotivo porque como mujer tu proceso empieza cuando te enteras de que estás embarazada y desde ahí sabes que de ti depende que esa vida rinda frutos. Me siento muy afortunada de cómo se dieron las cosas con mi hijo, imagínate que ahora mi hijo ama tanto el agua que desde pequeño lo metí a clases de natación”.
Pero Axel tiene tanta energía y como su mamá, no para nunca, que además lo tiene inscrito en clases de piano, de canto, de tenis, de futbol: “Es un niño muy amado por todos, muy inteligente, considerado, tiene mucho talento, además es alguien muy maduro, es incluso más maduro que su papá y que yo. Siempre está muy pendiente de mí, de cómo me siento, soy muy afortunada porque hemos hecho el mejor equipo del mundo. No quiero exagerar, pero me siento la mamá más orgullosa del mundo, porque desde el momento en que nació yo dije ‘nació el amor de mi vida’. Nuestro amor es un amor puro, es un amor verdadero, hay una conexión que jamás se va a romper y como si fuera una plantita, hay que mantener ese amor vivo. Yo tenga o no tenga pareja, nunca me siento sola porque lo tengo a él”.
Aunque ‘Majo’ tiene una excelente relación con su hijo, también tiene los pies sobre la tierra y aclara que criar un varón tiene su parte dura, sus claroscuros y no romantiza el papel de educadora, de mamá, de amiga y de confidente que le tocó representar. A ella le ha tocado caminar de forma independiente y aunque todo marcha sobre ruedas, ser mamá y además luchar por conseguir su sueño como actriz no ha sido una tarea fácil: “Resumir 13 años de vida de mi hijo es una acumulación de emociones y sentimientos. Lo que sí puedo decir es que hacerte cargo de hijos con papás separados es algo complicado porque si la mamá es la que lo tiene, te toca regañar, poner las reglas, los límites, ser la que castiga, enseñarle lo que está bien y lo que no, explicarle las consecuencias de todo, llevarlo a buen puerto. Hay una delgada línea donde te puedes convertir en la bruja del cuento al tratar de llevarlo por el camino del bien y ahí es cuando no puedes darte el lujo de ser una mamá permisiva, o no tener comunicación o dejarlo hacer lo que quiera. Yo cuento esto y agradezco que él es un niño que jamás me ha hecho pasar por momentos feos, siempre le he inculcado que todo tiene consecuencias y si haces las cosas bien, todo eso bueno se te regresa tarde o temprano. Cada etapa con él ha sido muy linda, hay momentos que digo ‘Dios mío, cómo le hago’, pero no hay libros ni guías para cada situación que enfrentas como mamá”.
Aprovechando el Día de las Madres, le pido a María José que nos comparta un mensaje para otras mujeres que también son cabeza de familia, que han hecho un doble papel y además salen a trabajar: “Yo les diría a todas las mamis que Dios no te manda algo con lo que no puedas. Que no se sientan solas, que los hijos se dan cuenta de los sacrificios y todo lo que hacemos para estar con ellos y sacarlos adelante. Yo soy una mamá gallina, pero leona, pero tigresa. Soy de esas mujeres que defienden con garras y dientes lo que es suyo. Y es que ser mamá es lo más maravilloso que me ha sucedido en la vida. No hay palabras para expresar el orgullo que me da el ser madre al mismo tiempo que ser actriz y ser mujer. Es mucha responsabilidad, pero hay momentos que te llenan el corazón de mucho amor, sobre todo cuando sientes que alguien te ama genuinamente, te quiere abrazar y ama estar contigo. Yo me sigo derritiendo cuando mi hijo me dice ‘mami’”.
Cuando le preguntamos Qué mensaje le gustaría mandar a Axel para que quede por escrito, a María José se le nublan los ojos con la petición, luego aclara la garganta y toma aire como si estuviera dando un discurso ante cientos de personas: “Voy a llorar, lo bueno es que esta entrevista es por escrito y no sale en video. Yo se lo digo todos los días que estoy muy orgullosa de él, que lo amo con todo el corazón, que es lo más hermoso que he hecho en la vida y que mi deseo más grande es que no sufra, que no le pase nada, que nunca le hagan daño y que, si sucede, siempre me va a tener a mí para acompañarlo. Estoy muy orgullosa del ser que creé, lo amo con todo mi corazón y voy a estar en su vida hasta mi último suspiro. Siempre estaré para apoyarlo, quererlo, amarlo y ojalá, cuando llegue el momento, le toque una gran mujer porque es un gran ser humano que se merece lo mejor. Él tiene el corazón muy grande y estoy segura de que va a llegar muy lejos”.
Grupo Editorial EME EME de MM: GROUP
Editora en Jefe: Diana Bedolla
Diseño: Jesús Balderas
Entrevista: Humberto Vázquez Galindo @skizzito
Representación: @mmagency_
Fotógrafo: Christopher Esqueda