La escena cultural de México pierde a uno de sus más grandes impulsores. Este 27 de junio se dio a conocer el fallecimiento de Óscar Román, galerista, curador y apasionado promotor del arte contemporáneo, cuyo nombre quedó ligado para siempre al crecimiento, la difusión y la proyección del arte nacional dentro y fuera del país.
Óscar Román fue mucho más que un galerista. Desde sus primeros pasos en la Galería San Jorge y Rodríguez Caramazana, demostró una sensibilidad especial para identificar talentos, generar espacios y abrir caminos para nuevas voces en el arte. En 1991 fundó su propia galería, convencido de que México necesitaba plataformas que apostaran por los artistas locales con visión global.
A lo largo de más de tres décadas, Román consolidó un legado invaluable al organizar más de 400 exposiciones y trabajar de la mano con más de 100 artistas, incluyendo figuras como Alice Rahon, Jorge Marín, Jesús Urbieta, Jazzamoart y Frida Kahlo. Su galería no solo fue un espacio de exhibición: se convirtió en un verdadero centro cultural donde convergieron creadores, coleccionistas y personajes fundamentales de la vida artística y literaria, como María Félix y Gabriel García Márquez.
Óscar Román entendía el arte como un vehículo de diálogo y transformación. Su formación académica —que incluyó estudios en Relaciones Internacionales en la UNAM y diplomados en la National Gallery de Londres y el Centre Pompidou de París— se reflejaba en su mirada amplia, siempre abierta a nuevas corrientes y lenguajes visuales.





Además de su labor como promotor cultural, Román dejó huella en causas sociales. Impulsó subastas con fines benéficos y colaboró activamente con fundaciones como México Vivo y Amigos del Museo José Luis Cuevas, demostrando que el arte también puede ser un agente de impacto social.
En 2021, publicó el libro conmemorativo Galería Oscar Román 1991–2021, una obra que documenta no solo su trayectoria, sino también la evolución del arte contemporáneo en México en los últimos 30 años.
La comunidad cultural mexicana rinde homenaje a un hombre que vivió para el arte y a través del arte, alguien que dedicó su vida a construir escenarios donde los artistas pudieran florecer. Su legado permanece en cada exposición, en cada obra y en cada espacio que ayudó a levantar.
Óscar Román será recordado no solo por su pasión, sino por la profunda huella que deja en la historia del arte en México.